[EDITORIAL] Se profundiza en una gravísima situación de crisis social y laboral que afecta a cada vez más sectores, que ven cómo pueden ser o directamente están siendo arrojados al abismo; todos los informes muestran que la pobreza se está disparando y que ninguna de las medidas sociales anunciadas por el gobierno está siendo capaz de frenar esta deriva. Los ingresos mínimos vitales y demás ayudas, ya mínimos en su concepción, encima no se materializan como se proclamaban tan teatralmente; los ERTES se convierten en ERES a una velocidad cada vez más elevada; y el endeudamiento, o directamente quiebra de pequeños negocios, es una realidad. El último episodio de la comedia gubernamental ha sido la tan cacareada ley de vivienda, uno de los acuerdos centrales de la autoproclamada coalición progresista, reducida a bonificaciones fiscales a especuladores, incapaces de tocar los precios abusivos ni por supuesto parar la sangría de los desahucios.