Elecciones… y elecciones [Tributo al 16 de febrero de 1936]
Parece que nos preparan un “año electoral”. En este número de febrero hemos querido traer al recuerdo otras elecciones realizadas este mismo mes y donde la clase obrera se jugaba su futuro en un escenario bien diferente del de la politiquería que hoy padecemos.
Y lo hacemos a través de la memoria de uno de sus principales protagonistas: Jose Díaz, a la sazón secretario general del PCE, y extrayendo algunos pocos párrafos de su artículo El alcance del triunfo popular del 16 de febrero y que forma parte de la muy recomendable compilación “Tres años de lucha”.
El alcance del triunfo popular del 16 de febrero
El gran triunfo obtenido el día 16 de febrero por la clase obrera ha rendido ya grandes frutos. Hemos obtenido ya la amnistía; treinta mil hermanos revolucionarios nuestros han vuelto a sus hogares, después de sufrir largos meses de prisión, después de soportar toda clase de torturas y de vejaciones. Hemos obtenido ya la readmisión de los millares y millares de obreros y campesinos represaliados que habían sido despedidos y arrojados a la calle por su actividad revolucionaria.
Los dos años del gobierno radical-cedista se caracterizaron por su permanente estado de excepción. Todas las conquistas de los obreros y campesinos les fueron arrebatadas. Las huelgas y movimientos de los obreros y campesinos por reivindicaciones y mejoras inmediatas fueron bárbaramente sofocados y aplastados. Las agresiones y asesinatos de obreros por parte de bandas fascistas protegidas por el Gobierno, eran un fenómeno normal y cotidiano en España. Suspensión de la prensa obrera. Prohibición de reuniones y mítines obreros. La miseria y el hambre se apoderaron de los hogares obreros y campesinos.
Ante el pueblo trabajador de España se planteó con toda su crudeza este dilema: ser o no ser, luchar y vencer o sucumbir. Las masas trabajadoras de España prefirieron lo primero. ¿Pero cómo luchar y cómo vencer?
La derrota de Octubre y la heroica defensa por los obreros asturianos, durante quince días, de la Comuna de Asturias, demostró a las masas obreras de toda España que la primera e indispensable condición para el triunfo contra el fascismo es la unidad en la lucha, la unidad de clase, la unidad de acción entre los obreros.
A realizar el frente único, a realizar la unidad de acción, a formar el Frente Popular, a vencer todos los obstáculos que se interponían en este camino impidiendo que las masas fuesen unidas a la lucha, fue a lo que nuestro Partido Comunista dedicó sus mejores energías durante todo el período siguiente a octubre de 1934.
La unidad de acción de los obreros y el Frente Popular ha arrastrado también a grandes masas de mujeres a la lucha activa contra la reacción y el fascismo y por el triunfo electoral. Han sido las mujeres trabajadoras y antifascistas las que han ganado la batalla del 16 de febrero. Y no sólo por sus votos, sino por su participación activa en la propaganda, en las movilizaciones y en la lucha contra los fascistas.
Hemos triunfado el día 16 de febrero. Con este triunfo, hemos infligido un duro golpe a la reacción y al peligro fascista en España. La reacción y el fascismo han sufrido una derrota, pero aún no están vencidos. Para vencerlos, tenemos que liquidar sus bases materiales: confiscar la tierra de los grandes terratenientes, nacionalizar los bancos, confiscar las tierras y propiedades de la Iglesia y de las órdenes religiosas, disolver las organizaciones reaccionarias y fascistas y desarmar sus bandas, depurar el Ejército de los mandos reaccionarios y fascistas, etcétera. Pero esto sólo podrá hacerlo un gobierno revolucionario de Frente Popular, bajo la dirección del proletariado.
El Frente Popular debe continuar. Tenemos todavía mucho camino que recorrer juntos con los republicanos de izquierda.
Artículo de la revista Yunque nº 45, febrero 2022.