En la primera parte de este informe, nos hemos referido a que las consecuencias de la recesión económica en curso afectarían especialmente a “países intermedios” como el nuestro, países que de alguna manera se han constituido en la periferia más inmediata para el centro del sistema. Que ya éramos periferia de antes se vio a las claras en ocasión de la réplica del 2007-2008, cuando Spain cerraba la lista PIIGS (denominación que jugaba de forma despreciativa con la palabra “cerdo” en inglés) y que abría Portugal e incluía a Italia, Irlanda y Grecia. En definitiva, nos encontramos entre países que cuentan con un margen mucho menor para la exportación de sus males tanto económica como militarmente.Pero si ya era así hace una década larga, en la actualidad las perspectivas son más sombrías, pues hoy es el propio núcleo duro de la UE el que busca, con más desesperación si cabe que en 2008, periferia “fresca” donde enchufar sus cañerías. Y ha anunciado vía el banco central con sede en Fráncfort que no va a rescatar, mediante financiación fácil, a aquellos miembros con mayores índices de deuda, de paro, etc. Bien al contrario, los llamados “países frugales” plantean exigir a los del sur fuertes ajustes cuando reciban ayudas financieras del Banco Central Europeo (BCE). No sería descabellado afirmar, pues, que nos encaminan a un Grecia 2.0