EDITORIAL YUNQUE 47: Mayo obrero en la Bahía (más allá de un día)
Una vez más el mes de mayo comenzó con su Primero, en Cádiz, como se debe, desde el punto de vista de los intereses históricos e internacionales de la clase obrera. Esos que fueron establecidos desde antes incluso de que los mártires de Chicago dieran su vida por ellos. En la Bahía, esto significa garantizar que la manifestación del día de nuestra clase sea una expresión, por humilde que aún parezca, de sindicalismo independiente de todo pactismo y de prebendas. Opuesto, pues, a lo que ha venido aquí ejerciendo, desde aquellos desmovilizadores Pactos de la Moncloa, un sindicalismo oficialista totalmente integrado en un sistema cuya supervivencia es nuestra tragedia.
Y a eso es a lo que desde hace años, no sin lógicas dificultades, se está dando como tarea la Confluencia Sindical de la Bahía de Cádiz, donde sus integrantes, desde la necesaria lealtad a sus siglas, se entregan cada vez más a cuidarla (a esa confluencia) pues saben que la unidad combativa de la clase es un factor de fuerza hasta para conseguir las reivindicaciones más inmediatas. Saben que aquí hay que retomar ese espíritu de la UHP (Unión de Hermanos Proletarios) de la Revolución de Asturias, porque no es solo lo más elevado sino lo más eficaz, sobre todo en tiempos de crisis y de ataques a las condiciones de trabajo y de vida.
Importante es que cada vez más esa línea de actuación coja fuerza material entre los mismos obreros de la Bahía. Y ahí hay que destacar el determinante papel que la CTM está jugando, como expresión sin igual de una nueva generación de obreros del Metal que no solo se ha propuesto recoger lo mejor de la memoria de nuestras luchas desde los 70… Sobre todo, ha entendido que la liberación de nuestra clase pasa por no tener que depender de la arbitrariedad de la patronal a la hora de decidir quién trabaja, quién y cuándo deja de trabajar y cuáles son las condiciones de trabajo más allá de leyes que tienen mucho de papel mojado.
Además, sabemos que todo ese sindicalismo independiente de clase ha de tener dos características añadidas: Que vaya arrastrando pacientemente a lo mejor de la lucha social en general, más allá de la cuestión estrictamente sindical (gusta en nuestro ámbito decir que hay que inaugurar un nuevo ciclo 15M… de Metal esta vez). Y que esa máxima unión entre lo social y lo laboral vaya adonde tiene que ir para garantizar que se dé con sustancia y continuidad: los barrios obreros, donde se funden esas dos cuestiones (lo social y lo laboral), aparte de que podemos afirmar que hoy los barrios se constituyen en “regiones liberadas” si se compara con la represión que se da en los tajos. Por eso, desde hace años nuestro Primero de Mayo los recorre (los barrios), además de que se comienza a dar en ellos asambleas populares, empezando, cómo no, por el Cerro del Moro codo a codo con Amigas al Sur.
Y es que el Primero de Mayo, para que sea verdaderamente el día del Trabajo, necesita que sea un vivo ejemplo de movilización de trabajo en el seno de nuestra clase. Solo así se acercará nuestro objetivo supremo que nunca hay que olvidar: la liberación de la esclavitud de la patronal; lo que especialmente por aquí, por estos lares de la Bahía y de Andalucía, no es ninguna hipérbole. Como estas páginas pretenden dar muestra de ello número tras número. De momento, este, este número, hemos querido abrirlo con un extracto de la magnífica crónica de la manifestación del Primero de Mayo en Cádiz.