Ayer, hoy y siempre: la legitimidad, sí, de la calle

Basta de desenfoques: claro que la calle otorga legitimidad, y claro que hay que disputársela a estos energúmenos. Tras el suicidio que fue regalarle la exclusiva de la legitimidad a un parlamentarismo maniatado por el poder económico, ¿no sería un segundo y definitivo suicidio regalarle la calle al enemigo?