DUALÉCTICA Nº1 «EL REFERENTE DE NUESTRO REFERENTE»

La revista Dualéctica (dualidad organizativa y dialéctica entre línea y marco), impulsada por militantes de Andalucía y Aragón, ve la luz hoy 16 de febrero, aniversario de la victoria del Frente Popular en 1936, como homenaje al proceso de transformación que esos hombres y mujeres iniciaron, y que pronto desbordó los propios límites de la república de 1931.

El Frente Popular nos recuerda que los comunistas españoles, tras un periodo de sectarismo ligado a la dirección de Bullejos, fueron capaces de rectificar y tejer alianzas enmarcadas en la contradicción principal, y por tanto capaz de movilizar a más gente, en la época. Si antaño el «ellos» capaz de movilizar a un «nosotros» era el fascismo, hoy en gran medida lo son las directivas antisociales europeas al servicio de la oligarquía financiera.

Sirva el recuerdo del frente popular (el referente histórico de ese otro referente amplio y de masas que necesitamos ahora) para inaugurar los análisis políticos que Dualéctica ofrece y que se tornan no solo necesarios, sino también urgentes. Aquí un pequeño fragmento que sirve de homenaje y reflexión perteneciente al artículo: José Díaz y el Frente Popular: el referente de nuestro referente.

«El capital financiero, dueño y señor de las instituciones de Bruselas, controla actualmente a los Estados manteniéndolos atados con mecanismos como la deuda externa o la trampa del déficit público. En consecuencia, si la contradicción fundamental fue “paz, pan y tierra” en la Rusia de Lenin; y si fue la unidad contra el fascismo en los tiempos de José Díaz, hoy día la contradicción principal nos enfrenta en el seno europeo al pago de la ilegítima deuda y a las imposiciones de la Unión Europea. La ruptura con estas políticas puede movilizar a amplios sectores de la población, que, si no hegemonizamos nosotros, serán pasto del fascismo, que ya asoma sus zarpas por debajo de la puerta. 

José Díaz dio una lección de unidad en torno a la contradicción principal. El referente político de masas fue necesario… incluso para el posterior fortalecimiento del partido. Porque, en efecto, el PCE acabó convirtiéndose en un partido enorme y endureciendo sus exámenes para que no entrara cualquiera. ¿No es Vietnam otro ejemplo de lo mismo? ¿Y nuestra Cuba, cuya revolución la encabezó un movimiento antiimperialista amplio, mientras el “partido” era ridiculizado como grupo de “vedettes” por el Che? ¿Y la Nicaragua sandinista?

El vector-partido solo cumplirá con su rol histórico si logra impulsar un marco-referente más amplio, demostrando, con Mao, que “una chispa puede incendiar una pradera” y construyendo, así, una hegemonía ideológica sobre las masas. Pero no lo conseguirá agitando banderas, peleando por siglas o creando órganos y comités perfectos. Sino poniéndose al servicio de la creación del referente político de masas, como lo comprendió José Díaz, como lo fue el Frente Popular… y como necesitamos hoy.»

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