Clarificación sobre la linea de barrio

barrio

en el marco de las jornadas de formación desarrolladas en verano, hubo ocasión de reflexionar sobre el trabajo que se viene haciendo en lo que se refiere a la línea de barrio. Y es que no solo tenemos un trabajo con el activismo más militante en los marcos que nos va brindando la lucha de clases. Y no solo tenemos un trabajo por la construcción del plano superior revolucionario. También tenemos un trabajo permanente de creación de poder popular, que tiene su propia dinámica y que se realza en situaciones de brutal degradación social como como las que hemos vivido.

La creación de este poder popular se demuestra contribuyendo a satisfacer las necesidades inmediatas y reales de la gente. Es, por tanto, un trabajo que implica ciertamente una asistencia social. Pero, en cualquier caso, no es lo mismo asistir que el asistencialismo, como no es lo mismo el sindicalismo que el sindicalerismo o la política que la politiquería.

Este trabajo asistencial no es un fin en sí mismo, ni un sustitutivo de la necesidad histórica de acabar con el modo de producción capitalista, sino un medio para estar entre la gente y plantar la semilla de la autoorganización entre el pueblo. Es la gente del barrio la que decide qué trabajo hacer y cómo. Conoce mejor que nadie la realidad de su barrio, conocen los diferentes movimientos más o menos organizados que existen, conocen las problemáticas que realmente tienen, conocen a sus vecinos y sus vecinos les conocen. Nuestra labor es acompañarlos y poner los medios necesarios para lo que ellos decidan.

Es más, debemos perseguir, en la medida de lo posible, que en el barrio queden solo los militantes que sean vecinos del mismo, ser referentes vecinales allí. Los que no lo sean deberán tender a trabajar en sus respectivos barrios, por todo lo anteriormente expuesto.

Es nuestra labor como comunistas acompañar al pueblo en la superación de sus contradicciones. Para poder llegado el día decirles que “la alienación consumista alcanza su apogeo en la Navidad”, primero han tenido que vernos ayudándoles a conseguir Reyes Magos repartiendo juguetes a los niños del barrio. Esto no nos compromete en nuestros principios, ni nos obliga a ceder con tal de que nos escuchen, pero sí requiere de bajar al barr(i)o y comprender mejor a la gente, ser más pueblo. Lo que refuerza el punto anterior. Ya se dice en nuestras tesis políticas: no hay otra manera de elevar las miras de nuestro pueblo que no sea hacer que, cuando miren, nos vean a su lado compartiendo sus problemáticas.

Está demostrado históricamente que la toma de poder requiere de la autoorganización del pueblo. También su mantenimiento frente a las arremetidas de la reacción. Actualmente, la fuerza de la que disponemos no es suficiente para la creación de un poder que se sustraiga al del Estado burgués, estamos aún lejos de eso. Pero nuestra experiencia ha demostrado que le creación de poder popular no solo es necesaria, sino que es posible. Hemos demostrado que se puede empezar a crear esa autoorganización, por lo que necesitamos extender las experiencias existentes y expandir esa línea de trabajo a todos los barrios posibles. En este sentido, pensamos que hoy por hoy es preferible la existencia de varias pequeñas y humildes experiencias llevadas por pocos vecinos en diferentes barrios, que una sola experiencia más afianzada, con una focalización y esfuerzo militante en un solo barrio que, en realidad, al menos de momento, no está en nuestra mano que sea todo lo acabada que desearíamos.

Por último, en línea con la necesidad de estar entre la gente y de ir creando un poder paralelo, no debemos olvidar el componente represivo. Es también la experiencia histórica, y no precisamente lejana, la que nos dice que necesitamos estar insertados entre la gente, porque serán ellos los que representen nuestra mejor defensa llegado el momento.

Revista Red Roja Nº1– Enero 2019

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